Tarea 11. El cuento

¿Qué tal van esos exámenes?

Hoy es la última tarea que realizaremos, y a continuación os contaré sobre qué trataba.
Tras haber hecho las máscaras, teníamos que inventarnos un cuento infantil con ellas, en el que se trabajaran los Objetivos de Desarrollo Sostenible para concienciar así a los alumnos.
A su vez, teníamos que elaborar un cartel con el que promocionaríamos el cuento.

Entonces, el miércoles estuvimos inventando e ideando el cuento. Para ello, tuvimos que seleccionar los ODS que quisiésemos trabajar. Estos son 17 en total, y son unos objetivos globales interconectados, diseñados para "ser un plan para lograr un futuro mejor y más sostenible para todos". Nosotras seleccionamos estos 3 objetivos:
    -Ciudades y comunidades sostenibles.
    -Acción por el clima.
    -Alianzas para lograr objetivos.

 

Decidimos que nuestro cuento tratara sobre un grupo de niños, llamados "Los Suopereco", los cuales descubren que tienen superpoderes que les permiten librar a la ciudad y a los bosques de la contaminación y residuos. Sin embargo, tendrán que luchar y hacer frente a un villano, llamado "Contaminator", el cual vive en el vertedero.

Aquí os dejo el cuento entero para que podáis leerlo:

LOS SUPERECO


Carlos, Pablo, Olivia y Violeta son cuatro niños de 10 años que siempre han ido juntos al colegio. 

Un martes del mes de abril estaban en clase y su profesora Inés pidió silencio a toda la clase.

  • Chicos, escuchadme, porque hoy vamos a hacer una actividad especial y diferente, vamos a irnos al bosque todos juntos. - dijo Inés.

  • Y, ¿qué vamos a hacer en el bosque, Inés? - exclamaron los niños de la clase, sorprendidos.

  • Pues lo que vamos a hacer no lo voy a contar todavía, os lo cuento cuando estemos allí. Pero vamos a hacer una actividad para contribuir a mejorar nuestro planeta.

Los niños recogieron sus cosas y se desplazaron caminando a un bosque cercano al colegio. 

Cuando llegaron, Inés comenzó a hablar: 

  • Bueno, chicos, ya hemos llegado a nuestro destino, el bosque. ¿Qué vamos a hacer exactamente hoy? Vamos a recoger toda la basura que estáis viendo allí, y es muy importante conservar nuestro planeta, porque, normalmente, los causantes de que el bosque y la Tierra estén contaminados somos nosotros, los humanos. - proclamó la profesora. 

  • Todos juntos, vamos a intentar recoger la basura del bosque, para mantener nuestros entornos limpios y libres de suciedad y contaminación, que suele estar provocada por nosotros, los humanos.- siguió explicando

  • Qué aburrimiento, profe…- exclamó Pablo.

  • No es aburrido, Pablo, la Tierra es nuestro hogar y debemos cuidarla.- contestó Violeta.

  • Sí, y además, es muy divertido que vayamos a recorrer el bosque.- comentó Carlos.

  • Es cierto, chicos, tenéis razón.- añadió Pablo.

  • Sí, pero es muy importante que, por favor, no os despisteis para no perderos.- advirtió Inés.

Seguidamente, empezaron a caminar buscando restos de basura entre los árboles, por el camino de tierra… Todos estaban colaborando.

Pablo vio el envase de unas galletas entre unos arbustos y se acercó a recogerlo. Sin embargo, al hacerlo sintió una sensación muy extraña, por lo que se cayó y se quedó enredado entre las ramas. Cuando consiguió recoger el envase y salir, el grupo ya había avanzado bastante, por lo que el niño tuvo que apresurarse para intentar alcanzarles, pero él sentía que algo había cambiado dentro de él. 

  • ¿Qué me ocurre? - pensó Pablo.

De repente, mientras caminaba hacia sus compañeros, vio una botella de agua en el suelo y, al ir a recogerla, esta voló directamente hacia sus manos de una forma rápida. Pablo, sorprendido, se dio cuenta de que había ganado un superpoder. Además, sintió cómo sus pies se iban elevando del suelo, ¡también podía volar!

  • No puedo creerlo, no voy a decírselo a nadie por si ha sido fruto de mi imaginación. - reflexionó Pablo.

El niño volvió con sus compañeros, intentando actuar con normalidad. 

Mientras tanto, Olivia se había alejado un poco del grupo para recoger una cáscara de naranja que estaba tirada debajo de un pino. Al agacharse a por ella, una piña le cayó en la cabeza, por lo que se sintió algo mareada. Aún así, fue a coger los restos, pero no fue necesario, ya que estos comenzaron a volar hacia sus manos. Sin que ninguno lo supiera, a Olivia le había sucedido lo mismo que a Pablo.  

  • Este será mi secreto, no debo hablarlo con nadie. - pensó la niña.

A continuación, volvió al grupo con los demás.

Unos minutos después, Carlos se dio cuenta de que alguien había arrojado una caja de cereales que parecía estar vacía. Se agachó a por ella y la cogió y, de repente, Carlos se cayó al suelo y la caja se resbaló de sus manos. El niño se levantó rápidamente y fue a recogerla, pero, como le había pasado a sus amigos, la caja levitó hacia sus manos. Carlos también había ganado un superpoder, pero, al igual que los demás, tomó la determinación de no contarle a nadie lo sucedido.

Cuando estaban a punto de irse, Violeta vio que en una pequeña charca flotaba una botella de vidrio usada, así que decidió acercarse a cogerla para que ningún pez pudiera hacerse daño con ella. De pronto, la niña sintió cómo algo la empujaba hacia el agua, aunque no había nada detrás de ella. Al salir, la botella de vidrio voló hacia sus manos, como le había sucedido a sus amigos, aunque, por supuesto, Violeta pensaba que era la única. 

La niña se guardó el secreto y, cuando volvió con la profesora y sus compañeros, únicamente les dijo que se había caído a la charca. La profesora, Inés, decidió que era el momento de irse a casa, ya que Violeta se había mojado y los demás niños estaban cansados. 

Esa tarde, los cuatro niños pudieron experimentar sus poderes, ya que todos podían recoger basura con ellos. El plástico volaba hacia las manos de Pablo cuando él lo deseaba, los restos orgánicos hacia Olivia, el cartón y papel hacia Carlos y el vidrio hacia Violeta.  

Sin embargo, Pablo era el único que había descubierto que podía volar. Por la noche, los cuatro niños decidieron utilizar sus poderes para recoger la basura por el bosque y por la ciudad, pero lo que no sabían es que todo su grupo de amigos iba a coincidir allí.

A medianoche, cada uno de ellos salió de su casa y se dirigió al centro del bosque. De repente, los cuatro se vieron las caras, sorprendidos. 

  • ¡¿Qué hacéis aquí?! - exclamó Carlos

  • Eso digo yo, ¿se puede saber por qué no estáis durmiendo? - preguntó Olivia.

  • Chicos… yo tengo un secreto que contaros - confesó Violeta.

  • Yo también…- dijeron los otros tres a la vez.

Todos acabaron confesando su secreto, y se dieron cuenta de que cada uno podía hacer volar a un tipo de residuo diferente. 

  • Sí y, además, puedo volar - afirmó Pablo.

  • !Yo no! - gritaron Violeta, Carlos y Olivia.

  • Intentadlo, a lo mejor también podéis - contestó Pablo.

Los cuatro cerraron los ojos y se concentraron en poder volar. De pronto, sus pies se elevaron del suelo y comenzaron a volar, ¡lo habían logrado! Además, mientras estaban elevados del suelo, chocaron sus manos y, mágicamente, a cada uno le salió una máscara y una capa, su uniforme de superhéroe. Pasaron la noche volando y recogiendo toda la basura del bosque, mientras veían muchos tipos de animales durmiendo, paseando entre los árboles…

Los niños decidieron que al día siguiente volverían al bosque después de clase. 

Esa misma noche, después de que los cuatro amigos se marcharan a sus casas, Contaminetor, el villano malvado que solo quería ensuciar el planeta, cubrió todo el bosque con restos de basura.

A la mañana siguiente, fueron a clase y comentaron lo sucedido entre ellos cuatro. Su sueño se había cumplido, ¡eran superhéroes! Decidieron apodarse “Los supereco”.

Sin embargo, por la tarde, cuando volvieron al bosque, todo se torció. Toda la basura que había recogido estaba esparcida por el bosque e, incluso, había aparecido aún más. No podían entender qué había pasado, estaban muy tristes. 

  • Quizás todo fue fruto de nuestra imaginación - propuso Pablo.

  • Quizás estamos locos…- dijo Violeta.

  • Pues sí…- afirmó Carlos.

  • ¡De eso nada! Estoy segura de que lo que vivimos fue real - exclamó Olivia. 

  • Lo que debemos hacer es volver al bosque esta noche y averiguar qué ha ocurrido - siguió la niña. 

Todos acabaron estando de acuerdo y esa noche se reunieron allí. Se reunieron en el mismo lugar que la noche anterior y chocaron sus manos, de modo que les salieron sus uniformes de Supereco, y empezaron a emplear sus poderes.

Sin embargo, cuando estaban recogiendo la basura esparcida por el suelo de la noche anterior, vieron cómo, de repente, alguien apareció en la oscuridad, era Contaminator, riendo a carcajadas y gritando a los Supereco.

  • Ja ja ja. Así que vosotros sois los supereco… Vuestros poderes no servirán de nada. 

  • Pero, ¿cómo te atreves? - gritó Carlos.

  • ¡Voy a contaminar todo de basura! - Exclamó Contaminator. 

  • Acabaremos contigo, Contaminator - exclamó Olivia.

  • ¡No podréis! - Se burló Contaminator.

  • Ilusos… Intentadlo. Ja, ja, ja. - se burló Contaminator.

  • ¡No nos das miedo! - siguió Pablo.

  • Ahora vas a enfrentarte a ¡Los Supereco! - le advirtió Violeta.

Empezó una lucha en la que Contaminator les lanzaba basura y, ellos, la recogían con sus poderes. 

  • Ahora, te lanzaremos al vertedero, para que nunca jamás vuelvas a molestarnos contaminado nuestro planeta. La Tierra es nuestro hogar, y derrotaremos a todo aquel que no la cuide - le dijo Olivia.

  • No, no, no, no - Sollozó Contaminator.

Al final, todo salió bien, el villano Contaminator fue derrotado y los Supereco continuaron con su labor. Llevaban una doble vida, eran niños que asistían al colegio y estaban con sus familias, pero también eran superhéroes que cuidaban del medio ambiente cada día. 


Después, diseñamos el cartel. Primero en un folio para visualizar la idea, y luego en una cartulina grande.
Decidimos crear un ambiente nocturno a través del cielo negro y los edificios iluminados. Además de pintar estrellas, la luna y un planeta. Representamos al villano en el vertedero e intentamos emplear unos colores que dieran la sensación de "suciedad", y creemos que lo conseguimos bastante bien. También, representamos a los superhéroes de nuestro cuento, vestidos con sus trajes y máscaras. Cada uno va vestido según el color de cada tipo de contenedor del que se tratase en el cuento.

Aquí os dejo el resultado:



Para finalizar, había que representar el cuento. Para ello, grabamos un vídeo. 

Este fue el resultado final:


CONCLUSIÓN

Tanto a mí, como a mi grupo, nos ha encantado esta actividad, ya que hemos disfrutado mucho del proceso. Además, nos ha permitido sacar nuestro lado más creativo y podido dejar llevar la imaginación.

Es una muy buena idea para llevarlo a las aulas, ya que cumple con el objetivo de hacer reflexionar a los alumnos sobre el Cambio Climático desde una perspectiva más dinámica y divertida.
Es muy importante inculcarles a los niños desde edades tempranas, un respeto y responsabilidad por el medio amiente y entorno que les rodea, ya que somos los principales culpables de esta situación, y es necesaria la conjunta colaboración entre todos para intentar frenar este desastre que hemos ocasionado.

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